Tu turno,
Cris
Ruiz, página 571 (2017) y 534 (2012)
LA TERAPIA DIALÉCTICA CONDUCTUAL (TDC)
Surge por el interés y la necesidad de elaborar un tratamiento eficaz de la conducta parasuicida en individuos con TLP, para los cuales el acercamiento cognitivo conductual de generaciones de la TCC anteriores resultaba claramente insuficiente y limitado. La TDC recoge en su proceder elementos, sobre todo técnicas, de la terapia cognitivo conductual tradicional, no obstante, posee aspectos diferenciadores:
1. La importancia que se da a la aceptación y a la validación de la conducta (tanto del paciente, como del terapeuta) tal como se presenta en el momento presente.
2. La importancia otorgada a trabajar con las conductas que interfieren en la terapia.
3.
La consideración de la relación terapéutica como parte esencial del tratamiento.
4. La consideración de la acción en función de los procesos dialécticos.
El propio nombre de la TDC, hace referencia a una perspectiva dialéctica de la naturaleza, la realidad y la conducta humana que tiene como características:
- La interrelación que se da en la realidad (entendida como una totalidad).
- La oposición de fuerzas de distinto signo (tesis y antítesis) de cuya síntesis surge un nuevo grupo de fuerzas.
- El cambio o proceso, más que el contenido o la estructura, como naturaleza fundamental de la realidad.
El principio dialéctico fundamental es el que se establece entre cambio y aceptación. Linehan considera que esta perspectiva dialéctica es esencial para entender el TLP, pues el pensamiento, la conducta y las emociones dicotómicas y extremas características de este trastorno son fracasos dialécticos. La persona con TLP se quedaría atrapada en las polaridades sin lograr conseguir la síntesis. Estas polaridades dificultarían el progreso terapéutico y desde la posición dialéctica el terapeuta podría ofrecer ayuda para salir de ellas. En los procesos terapéuticos son comunes las siguientes polaridades: