En los trastornos por negativismo desafiante el tratamiento de elección supone intervenir en paralelo con los padres y con los hijos. Los programas de entrenamiento de padres en este ámbito tienen como objetivo principal (p.e. Forehand y McMahon):
1. Mejorar las relaciones de los padres para que exista un clima de compresión del niño y de sus emociones; así como hacerle sentir que es querido y está protegido.
2. Que los niños aprendan la razones por las que los padres le ponen unas normas y límites a fin de que los interioricen.
3. Cambiar actitudes parentales disfuncionales y negligentes en los padres tales como: establecer límite a la imaginación y juego de sus hijos, fomentar autonomía en aspectos del cuidado personal, o el dormir solo.
4. Modificar pautas anómalas de interacción padres-hijos.
Voy a impugnarla porque en ningún punto de la terapia para el trastorno negativista y desafiante hablan de pautas “anómalas “de interacción sino de pautas disfuncionales entre padres e hijos. El objetivo de la terapia son tipos de interacción bastante comunes entre padres e hijos, pero no necesariamente anómalas. En el artículo que he encontrado, citando a Forehand y Mc Mahon (a los que se refiere la pregunta) dice que “entre los factores que implican mayores problemas conductuales, indican (los autores) que los padres de dichos niños dan más órdenes, hacen más preguntas y más críticas y cuando dan órdenes lo hacen de forma más airada y humillante". Tales conductas pueden ser disfuncionales, pero no creo que puedan considerarse anómalas.
http://www.paidopsiquiatria.cat/files/impulsividad.pdf