He encontrado esto en una página que explica bastante bien qué es la
prescripción del síntoma:
Se trata de una
intervención paradójica: el profesional alienta la continuación o incluso el empeoramiento de los problemas en lugar de su remisión. Si el paciente intenta obedecer la prescripción, le resultará imposible, mejorará y se acercará a su objetivo. Ello se debe a que el síntoma también es espontáneo -no depende de la voluntad- y, por tanto, cuanto más se fuerza menos se consigue.
De tal manera, si alguien que "está nervioso" -síntoma- se esfuerza en relajarse y lo consigue, soluciona su problema. Pero si al esforzarse en estar tranquilo no logra su propósito y cuanto más lo intenta menos lo consigue -la solución intentada es ineficaz- indicarle una prescripción tan habitual como que "tiene que hacer todavía más por relajarse" no parece lo más adecuado para que se le solucione el problema, porque se le estaría indicando que hiciera más de algo que ya ha probado y no le funciona. La prescripción que propone la
Terapia Familiar Breve (creo que no es la única que utiliza la prescripción del síntoma) irá orientada a lo contrario de esforzarse en estar tranquilo, "esforzarse en estar nervioso" que es la prescripción que se propone.
Por ejemplo, un paciente se queja de no lograr tener relaciones sexuales satisfactorias, ya que no consigue tener una erección por más que se esfuerza en ello. Cuanto más se esfuerza en tener una erección, menos lo consigue. Una vez descartadas las causas orgánicas de impotencia se le indicará que
"se esfuerce a propósito en no tener una erección por más que trate de excitarle su pareja. Incluso, si en un momento dado comprueba que comienza a tener una erección, ha de continuar esforzándose mentalmente en no tenerla".
Las técnicas paradójicas utilizadas por
Adler,
Aguar la fiesta o escupir en la sopa (consiste en redimensionar la conducta confiriendole un nuevo significado molesto para el paciente) supongo que consistirán en decirle al paciente que intente fastidiar lo más que pueda a sus hijos o a su mujer, de tal manera que el cliente al hacerlo consciente y sepa que les está fastidiando, deje de hacerlo. (esto es lo que deduzco yo, pero por favor, adlerianos radicales, salid a la palestra!)